11 feb 2009

SIN FRONTERAS: Arena saca el conejo del sombrero


Luis Álvarez |
2009-02-11
tomado de: La Opinión


Sin fronteras

Los viejos zorros de la política siempre terminan saliéndose con la suya. Adquieren tal colmillo en esa demencial obsesión por el poder que aprenden y desarrollan las más retorcidas e inverosímiles triquiñuelas para hacerlo siempre suyo. Tienen esa inverosímil habilidad para sacar un conejo del sombrero cuando menos lo esperas.

Cómo Lázaro que se levantó de su tumba, En El Salvador Arena parece estar a las puertas de ganar las elecciones presidenciales apenas pocas semanas después que todas las encuestas ponían como claro favorito al candidato del Frente Farabundo de Liberación Nacional (FMLN).

La ecuación fue simple: sacar del juego electoral a dos pequeñas agrupaciones de derecha, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido de Conciliación Nacional (PCN) para potencializar las posibilidades de triunfo de la Alianza Republicana Nacionalista.

Claro, ahora los areneros dirán que ellos no tiene " vela en ese entierro", aunque todos los indicios apuntan a que hubo "mano negra", en la abrupta salida de ambos grupos de la contienda.

El PDC, en un "magnánimo" acto de desprendimiento político, decidió retirarse de la contienda y darle su apoyo a Rodrigo Ávila, de Arena. En el PCN unos cuantos dirigentes decidieron, sin consultar a su candidato, que el Partido ya no continuaría en la batalla por la presidencia.

Entonces Arena muy posiblemente cuente ahora no solo con los votos de sus fieles seguidores, sino también con los del PCN y el PDC, algo que la acerca muy rápidamente a su objetivo de quedarse otros cuatro años más en el poder.

En el oficialismo ya había mucho más que preocupación. Lo de ellos era desesperación, casi terror ante la posibilidad cada día más tangible de perder el poder después de más de dos décadas.
Siguiendo a pie juntillas el dictado de Nicolás Maquiavelo, para quien "el fin justifica los medios", en Arena poco importa que el abanico de opciones para los salvadoreños se reduzca y que la democracia (¿se le puede llamar todavía así?) sufra una nueva estocada.

Aferrarse al poder a toda costa, inclusive violentando preceptos elementales básicos de un régimen pluralista, se convierte entonces en misión y obsesión.

No hay que ser un erudito de la política para ver lo obvio: Arena recuperó un poco de terreno en la reciente contienda municipal y legislativa, pero Mauricio Funes del FMLN seguía adelante en las preferencias presidenciales por unos seis puntos porcentuales.

Pero a la vez una gruesa parte de los posibles votantes (más del 28%) aún asegura que no sabe por quien votar. Y es aquí donde la salida de los pequeños partidos de derecha se convierte en maná para las aspiraciones de Arena de recuperar el terreno perdido.

Claro que la última palabra aún no se ha escrito. Los salvadoreños deberán acudir a las urnas el mes próximo y decidir si le compran a Arena su nueva treta y le dan otros cuatro años en la presidencia, o si votan dejando al margen esos conciliábulos del grupúsculo que detenta el poder.

Habrá que ver cuáles son los números que arrojan las nuevas encuestas ahora que el panorama electoral cambió drásticamente.

Sin embargo, Arena parece tenerlas todas consigo. El que las dos agrupaciones salientes sean más cercanas ideológicamente al partido oficialista es vital para prever el curso de los acontecimientos.

Uno entiende que el sueño de todo político sea perpetuarse en el poder, pero de allí a institucionalizar un remedo de democracia a lo PRI en México o a lo Partido Colorado en Paraguay, hay un abismo de diferencia.

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