13 abr 2008

Carta por el aumento al pasaje

Por: Iván Escobar

Estamos a la mitad del cuarto mes de 2008, nuevamente los salvadoreños nos enfrentamos a la presión psicológica y violación de nuestros derechos ciudadanos, por parte de uno de los sectores que en el país se ha caracterizado por maltratar a los más humildes. Me refiero a ustedes señores empresarios, que nuevamente se suman a la ola de afectación a las familias más pobres, con el incremento de $0.05 centavos al pasaje del transporte colectivo urbano.

En nombre de este pueblo humilde, sólo transmito lo que muchos ya han repetido infinidad de veces “no sigan golpeando” económicamente a nuestras familias. Somos concientes que la crisis en el precio de los combustibles es algo que no podemos frenar, internacional y mucho menos a escala nacional, pero por favor no hay que hacer más leña del árbol caído.

Por favor respeten la dignidad de hombres y mujeres que, con salarios de hambre, salen cada día y engrosan, sin duda, sus bolsillos. Estamos cansados escuchar el mismo discurso y además de ver como las autoridades del gobierno se muestran indiferentes a un incremento cada vez que se plantea.

Considero que este incremento no es el más atinado, en estos momentos. Sólo en el último mes nuestros hogares han recibido golpes económicos con incrementos en los productos básicos como frijoles, azúcar, arroz, maíz, pan, huevos, carnes, pollos, verduras, frutas, etc., etc., etc. A esto se suman los impuestos que a la orden del día se cobran y los incrementos respectivos no faltan.

Dichosos ustedes que un día se reúnen y deciden hacer un aumento de $0.05, $0.10 ó hasta $0.15, si los dejan. Y nosotros qué, con salarios congelados desde hace años, y con leves aumentos de 5%, no tenemos más que apretarnos el cinturón, negarles un día de descanso a nuestras familias, muchos separándonos de nuestros seres queridos para ir fuera de nuestras fronteras, en la mayoría de ocasiones de forma ilegal, para sobrevivir en este país que por fuera de ve muy bonito, pero que internamente cada hogar está carcomido por el cáncer de la pobreza.

No sean ingratos con nuestras mujeres, con nuestros hijos e hijas, con nuestros ancianos y hombres que día a día queremos hacer más digna esta sociedad. Ustedes que se jactan de mover a grandes grupos de personas hasta sus lugares de trabajo o de residencia, donde sus intrépidos motoristas ponen en peligro sus vidas, pasando semáforos en rojo, violando las reglas mínimas de tránsito, póngase la mano en la conciencia y ya no nos desangren.

Escuché la semana pasada un dirigente de empresarios de buses, que se quejó porque siempre al sector se le señala de malo. Por favor señor EMPRESARIO, usted, con su incremento de cinco centavos de dólar, sabe el daño que hará a una familia.

Si son cinco sus miembros y todos usan transporte público, sólo para trabajar y abordando dos unidades gastarían, diariamente, $2.00 aproximadamente; $10.00, en una semana; y $40.00 al mes; a caso ese no es un gasto grande. En una familia con ingresos menores a los $300 mensualmente, por su puesto que sí. Pero si no quieren ver ni oír, qué se puede hacer. Sólo quiero preguntar ¿Qué harían si esa población que hace uso del servicio este lunes no se trasportará en autobús? Lo han pensado alguna vez, deberían de hacerlo, y sobretodo sacar cuentas.

Recuerden que en diciembre pasado no afectaron directamente al usuario directo del transporte público, pero si lograron cargar $0.10 centavos a los automovilistas, pero las consecuencias de ese incremento, del cual el gobierno y la Asamblea Legislativa fueron cómplices, ahora las estamos sufriendo en carne propia. Ahora con la amenaza de un nuevo aumento.

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