22 oct 2011

Mi humilde gente


 Por Iván Escobar

Mi humilde gente ha sufrido en los últimos días los efectos directos de un nuevo fenómeno natural, que generó torrenciales lluvias por 10 días consecutivos y una serie de inundaciones que afectaron gran parte del territorio nacional.

Aunque es de aclarar que la naturaleza no es quién se ensaña contra mi pueblo, sino la vulnerabilidad que atraviesan miles de salvadoreños, por un modelo de vida que muchos se rasgan las vestiduras que un día van a cambiar y que al final sólo intentan modificar cuando ven los mismos muertos de siempre, los mismos pobres de siempre, los mismos excluidos de siempre.

Familias pobres, familias que trabajaron con afán la cosecha para lograr subsistir en su pobre mundo, vieron con el corazón partido nuevamente que sus propiedades eran arrasadas por las inundaciones que afectaron de occidente a oriente del país. 

En la última década he visto morir personas pobres por la vulnerabilidad que sufre este país, en donde unos pocos nos hacen creer que estamos bien, que somos el país mejor preparado en la región, cuando la realidad es otra, cuando en realidad somos una nación expulsora de nuestra propia gente, que le obligamos cada día a migrar con el fin de que sigan sosteniendo una economía dolarizada, y en la cual cada vez más aumenta la brecha entre ricos y pobres. Programas sociales hoy nos hacen creer que somos más solidarios, pero no mientras en esta tierra no se detengan las muertes de una u otra forma no podemos decir que vivimos en paz.

Muchos creerán que estoy descontento con el sistema por pura rebeldía o porque no encontré la realidad que se nos ofreció en una campaña electoral, pero no he confirmado que gobiernos rosados, rojos, azules, amarillos, etc. son lo mismo, el político ofrece y cumple lo que él cree que beneficia a la gente no lo que gente quiere recibir.

Es triste año con año hay tragedias, hoy fueron las lluvias, mañana puede ser un terremoto, un frente frio agresivo o simplemente el momento en que esa mayoría se canse de tanto abuso, de tanta injusticia y decida reclamar su derecho a la vida, sin intermediarios sino con el fin de lograr esa bienestar que todos ofrecen y nadie garantiza.

Esta crisis nos ha puesto a prueba, no para ser solidarios y que sólo lo expresemos en donaciones de todo tipo, cambiemos y seamos un pueblo humilde en general, en donde el pobre no tenga que irse de su tierra para lograr “vivir mejor” y aprendamos a ser solidarios desde siempre no en momentos de coyuntura. La solidaridad es un valor primordial para que la humanidad cambie, de lo contrario seremos como un político que ofrece y al final de sus períodos se limita a decir que hay que reelegirse para poder cumplir.

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