22 abr 2011

Recorriendo el San Salvador de 1811, en pleno siglo XXI

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La histórica plaza Libertad un lugar de referencia durante todos los tiempos.

Texto y fotografía Iván Escobar
(*)

La pequeña Ana Marcela, está más que emocionada. A sus ocho años el interés por conocer la historia del país en cual nació es grande. Llegó puntual al Parque Cuscatlán, para participar en la “Ruta del Bicentenario San Salvador 1811-2011”, organizado por la Alcaldía de San Salvador, en el marco de las actividades conmemorativas del Bicentenario del Primer Grito de Independencia, que se cumplirá el próximo 5 de noviembre.

Por dos horas, un grupo de unas 50 personas viaja en la historia. En medio del San Salvador bullicioso y desordenado, estas personas se encontraron por un momento con el pasado, la vieja ciudad, cuna de uno de muchos acontecimientos históricos, entre ellos las luchas populares por la ansiada libertad contra la corona española.

El primer punto de encuentro con la historia fue en la Plaza Libertad, ahí los capitalinos a diario nos encontramos con el monumento colocado en el marco del centenario del primer Grito de Independencia. Una breve explicación de los sucesos que han acontecido en esta plaza, durante estos doscientos años, por parte de los guías permitió al grupo acercarnos a ese pasado histórico.

Al oriente nos encontramos con la también histórica y fiel testigo de las efervescencias de la sociedad salvadoreña, la emblemática Iglesia El Rosario, lugar donde además se asegura descansan los restos del prócer José Matías Delgado, la tumba es fácil de localizar ya que se ubica alinterior del templo.

A la entrada de este templo, Ana Marcela, junto a las demás personas, ve con asombro las cuatro imágenes elaboradas en mármol. Con el tiempo las mismas se han deteriorado, y muchos que a diario circulan por la zona, ni siquiera saben que ahí están el almirante Cristóbal Colón; Monseñor Fray Bartolomé de las Casas; el doctor Jorge de Vitari y Ungo Primer Obispo de San Salvador; y Monseñor José Miguel Funes.

El Arq. Rubén Martínez, conversa con algunas personas sobre su obra: la Iglesia El Rosario.

Los guías nos ofrecen una pequeña explicación sobre el templo y las esculturas. Al caer la tarde de este verano caluroso, aparece Rubén Martínez, arquitecto y diseñador de la Iglesia El Rosario. “Yo hice la iglesia para ustedes”, dice el arquitecto a un grupo de personas que se han acercado a saludarle.

Los mayores se identifican con Martínez, los jóvenes y más chicos observan con asombro la iglesia, que por fuera rompe todos los esquemas tradicionales de un templo. Su interior igual asombra a todos.

“¿Dónde está el ojo que dicen que se ve?”, pregunta Ana Marcela, quien ingresa como muchos por primera ocasión a este templo. “Ahí en esa pared, ¿lo ves?” respondo, mientras le señaló la parte sur del templo.

Los últimos rayos del sol, hacen que el interior reciba los colores producto de los vitrales ubicados en los contornos y el techo del templo. El asombro es grande, incluso para aquellos que ya hemos visitado antes el templo.

Por un momento, el grupo de capitalinos han transitado sin ninguna pena entre la Plaza Libertad y la iglesia El Rosario. Sin importar el riesgo que pueda existir, consideran que San Salvador es de los municipios más violentos, pero esta tarde todo está tranquilo. Además el ruido de los buses ya no se escucha, esto por el plan de reordenamiento impulsado semanas atrás.

Al filo de las 6 de la tarde, el grupo se dirigen entre las calles de bares, cantinas y prostíbulos ubicados en la zona del Zurita. Para llegar al próximo destino: la Plaza San Esteban, ubicada a un costado del viejo templo que lleva el mismo nombre y ubicados en el barrio San Esteban.

Los visitantes toman asiento en las bancas de cemento. El parquecito fue remodelado por la municipalidad. El templo de lámina y madera, está cerrado. El sol cae en el poniente, una emblemática bola naranja, propia de esta época se desliza en una tarde de brisa y calor tropical.

“Pueden disfrutar del San Salvador de 1811”, advierte una voz. Mientras la música de marimba resuena en la zona, y un desfile de jóvenes portando ropas de la época, recrean el ambiente del pasado. Los mayores se remontan a sus recuerdos, mientras observan la escena en pleno siglo XXI.

Un recorrido por la Amargura

El recorrido debe continuar. Los organizadores invitan a las personas a caminar desde la plaza San Esteban por la Calle de la Amargura –como se le conoce- hasta la iglesia La Merced, lugar en el cual el prócer José Matías Delgados, llegó al campanario para tocar las campanas el 5 de noviembre de 1811.

La ruta que siguen los visitante, es la misma que la del Viernes Santo, sigue la procesión del Vía Crucis, desde la Iglesia San Esteban hasta la Iglesia El Calvario. El lugar luce tranquilo está tarde, aunque los azulejos que simbolizan las estaciones del vía Crucis, la mayoría han sido robados.

En el paso encontramos algunas personas que comercian algunos recuerdos típicos. Otros comparten una taza de café y los niños juegan. A un costado del templo Nuestra Señora de La Merced, se puede ver una casa antigua. Está rodeada con cinta amarilla, símbolo de riesgo.

Uno de los guías nos advierte que fue de Doña Sara Duke, “una señora millonaria, que donó gran parte del material para construir la iglesia San Esteban”, tras lamentar el daño en que ha caído, pero que asegura que hoy la rescatará la municipalidad.

El histórico campanario de La Merced, en el cual José Matías Delgado llamó a la libertad.


La Merced es ahora un templo moderno. Totalmente reconstruido, de hecho su única conexión con el pasado y particularmente con el 5 de Noviembre de 1811, es el campanario donde la historia nos dice que llegó José Matías Delgado. Hecho que fue recordado el sábado en la entrada de la noche, por estas personas cuando un joven recreando la escena gritó “¡Libertad!” “¡Libertad!”, lo que asombró a los presentes y no dejó de sacar un susto a otros, como a Ana Marcela, quién pensó que algo malo pasaba. El susto pasó cuando el hombre hizo repicar la histórica campana, al igual que 200 años atrás.

(*)Publicado también en Diario Co Latino/12-04-2011

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