6 sept 2009

Primeros 100 días de crítica y reacomodos

Por: Iván Escobar

Esta semana se cumplen los primero cien días de la administración del Presidente Mauricio Funes, el primer gobernante de izquierda en El Salvador. Las críticas de la oposición -derecha- no han faltado en las últimas semanas.

“Es algo normal y tienen todo el derecho a hacerlas”, me dijo recientemente un histórico dirigente del partido de gobierno.

Estos tres meses de trabajo de la nueva administración y porque no decirlo de la primera de izquierda que en El Salvador intenta desarrollar un proyecto político al que nos tienen acostumbrados desde hace más de siete décadas, no creo que será fácil.

Aun pienso que el nuevo gobierno quedará en deuda con la sociedad salvadoreña para cumplir muchos de los ofrecimientos, y no es porque no se quiera hacer sino porque no hay recursos económicos, la coyuntura no es favorable y sobretodo porque pasará mucho más tiempo para el reacomodo y rediseño de algunas políticas que han venido desarrollándose bajo lineamientos más de carácter económico que humanista.

Hay que tener en cuenta que estos meses no han sido fáciles, la economía sigue golpeando a las mayorías, que continúan recibiendo golpes bajos del desempleo; a eso se suma la ola delincuencial que cada día deja luto en las familias salvadoreñas.

Son muchas las cosas que deberá cambiar este gobierno para lograr avanzar en sus ideas programáticas. Sin embargo, la gente asegura que ha comenzado a ver ciertos cambios “en el estilo de gobierno”, al menos eso nos ha dicho la última encuesta del Centro de Opinión Pública, de la Universidad Francisco Gavidia, eso lo han expresado el 52.4% de los encuestados y le continúan dando una nota aceptable al mandatario. Esta encuesta y otra presentada días atrás por un matutino local, le dan 6.8 y 7.1 de nota, a Funes respectivamente.

Además hay que reconocer que la oposición, llámese ARENA aun no da signos de ser lo que ofreció. “una oposición vigilante” más parece repetir los viejos esquemas que en el pasado la izquierda salvadoreña hizo, apoyar protestas de acalle, criticar por criticar, es decir no da señales de ser un partido que en realidad ponga en jaque al gobierno con argumentos sólidos.

El gobierno por esa parte considero que esta tranquilo, los ojos los tendrá puesto la nueva administración en las medidas que ya impulso como: legalización de propiedades de pequeños agricultores, entrega de paquetes agrícolas a sectores productores, prorroga del subsidio para los empresarios de autobuses –que para mi no es justo, pero ni modo-, mejoras en la calidad educativa a partir de entrega de alimentación a alumnos y de uniformes y zapatos programados para el 2010, entre otras pequeñas cosas que la gente esta viendo.

Pero en estos cien días Funes también ha enfrentado la crítica de sectores populares, como es el caso de las comunidades que saldrán afectadas por la construcción de la Presa El Chaparral, que es un proyecto ambicioso pero que sin duda es un problema serio que deberán afrontar con sabiduría las nuevas autoridades.

Y el tema de la delincuencia que es el más complicado y no por la continuidad de los hechos criminales que han prevalecido en los últimos años, sino porque específicamente en los meses de julio y septiembre particularmente se han dado dos hechos que han conmocionado a la población.

Uno el asesinato de Marcelo Rivera, activista ambiental de la zona de Cabañas, reconocido por su lucha incansable contra los proyectos mineros en este país y en la última semana el crimen de Christian Poveda, un periodista extranjero que trabajo de cerca el fenómeno de las pandillas juveniles en El Salvador. Ambos hechos sin duda ponen al descubierto que la criminalidad en El Salvador es imparable y un gran desafío a la actual administración.

Pero sobretodo los niveles de intolerancia siguen creciendo. Admirado quede la noche del viernes pasado (4 de septiembre) cuando en los noticieros locales volví a ver imágenes de la policía rompiendo puertas, capturando violentamente pandilleros, al estilo de las administraciones pasadas que impulsaron los fracasados planes “Mano Dura” y “Super Mano Dura”, que espero no sean las políticas a retomar por las nuevas autoridades, porque eso lejos de resolver el problema consideró lo complicaría.

Los cien días yo al final los resumo en los intentos del nuevo gobierno por readecuar su accionar de cara a los cinco años, y frente a una oposición blandengue y sin mayor estrategia para argumentar. Veo cambios desde luego, pero como muchos conciente que los esenciales aun no llegaran.

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