Por: Iván Escobar
La tragedia dejada el 10 de octubre de 1986, a causa de un poderoso terremoto en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS), 21 años después aun se vive entre los capitalinos.
El violento terremoto magnitud 7.5 en escala de Richter, con una duración de apenas 10 segundos, 11:49 a.m., dejó una estela de muerte y destrucción en la capital salvadoreña, tragedia que en aquella época se sumó a la guerra civil, que en ese entonces vivia el país.
Recuerdo que en esa oortunidad, yo tenía 12 años de edad, y cómo no olvidar el violento sismo, que encuestión de segundos terminó con los adornos de mi casa. Afortunadamente en esa tragedia, logramos sobrevivir con mi madre, sin embargo miles de personas no tuvieron la misma suerte.
Ese viernes 10 de octubre de 1986, llegue de clases con mi madre, cuando de pronto nos vimos en medio de una tragedia, que con los años, me he dado cuenta de la magnitud y que muchas de las secuelas aun estan presentes. En esa ocasión murieron más de 1 mil 500 personas y cientos de desaparecidos.
Aun caminando por las calles hoy en día, o al pasar por los barrios de la zona sur, nos vemos con ese pasado negro dejado por una sismo que agudizó la pobreza en este país y además impactó en miles de familias que perdieron a seres queridos y sus hogares.
Hoy, 21 años después de esos sucesos, mientras daba cobertura esta mañana, a la misa de aniversario en memoria de las 41 niñas y un niño, estudiantes del Centro Escolar Católico Santa Catalina, entre los cantos religiosos de la comunidad estudiantil, venían a mi mente esa situación difícil que enfrentaron estas niñas víctimas de la tragedia.
A 21 años de la tragedia, los salvadoreños hemos sufrido una serie de situaciones difíciles, como el paso del Huracán Mitch, en 1998; los terremotos de enerto y febrero de 2001, que también causaron muerte y destrucción en el país, así como la erupción del volcán de Santa Ana y el paso de la tormenta STAN, en octubre de 2005. Son situaciones que nuevamente nos advierten que somos vulnerables ante la naturaleza y que debemos estar preparados.
Misa en la Parroquia de San Jacinto,
en memoria de las 42 niñas que fallecieron
en el sismo. Foto: Roberto Márquez
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