Por: David Javier Medina
Tomado de: www.aporrea.org
Publicado: 21/10/07
Hablemos de universidad pública o privada, enfrentamos el hecho de que cada vez hay menos docentes capacitados en la carrera de Comunicación Social. Es curioso, porque se trata de una de las profesiones con mayor demanda de estudiantes y de mayor rentabilidad para las casa de estudio. La investigación es casi nula, o politizada, como aquellas encuestas de la UDO en época electoral cuyos resultados nunca se acercaron a la realidad. Peor aún, los conceptos anacrónicos o manipulados manejados en las aulas y las políticas electoreras de las autoridades universitarias para utilizar estudiantes en estrategias políticas. La Comunicación Social tiene un problema grave en su raíz, la educación. Docentes mal pagados se traduce en la contratación de docentes piratas, la ausencia de investigación y sobre todo tener una visión mercantilista de la carrera que termina por hacer creer a estudiantes que el éxito de la carrera radica en ser presentador de noticias, actriz de TV, modelo, casi una Paris Hilton de la prensa, a quien se le tiene prohibido pensar. Y como la tecnología y la moda avanza y la cultura absorbe, también tenemos nuestros concursos de Mister Venezuela, Mister Puerto Ordaz y quien sabe si tendremos nuestro Mister Indígena.
Pero en el periodismo, la situación se agrava. Pues una vez graduado, supongamos que el estudiante logró superar esos valores superficiales y absurdos de la profesión, el novato periodista se enfrenta a un vacío jurídico, pues el Código de Ética no representa una herramienta legal para defenderse o protegerse, es un librito que te regalan y se cita de vez en cuando. La Ley del Ejercicio del Periodismo es otro papel encadenado, o ¿cómo se explica que el Colegio Nacional de Periodistas puede determinar a través de una comisión disciplinaria el ejercicio ilegal de la profesión, pero no existe institución alguna que aplique una sentencia ejemplarizante?, y si nos colocamos en la orilla de los ciudadanos, resulta que la multa por injuria y difamación, según nuestras leyes, no llega a los dos mil bolívares, es decir, dos bolívares fuertes. Lo más grave es que el mundo sindical está tan desacreditado, que no ofrece ninguna protección al periodista, quien por supuesto no cree en los sindicatos, mientras que las oficinas de la Inspectoría del Trabajo recomiendan al periodista organizarse en sindicato. El periodista viene con débil formación, muchas veces manipulado y en el mercado laboral se encuentra con que no existen leyes que lo protejan, para enfrentarse a problemas más graves en el ámbito económico.
Resulta que un periodista gana una miseria, bien sea prensa escrita, radio o TV. El trabajo es excesivo y no tiene vocación ni motivación para investigar, pues resulta que la inmediatez de la noticia le obliga a ser superficial. El sueldo en el mercado lo determinan muchos factores, como estudiantes que regalan su trabajo a cambio de "experiencia", desprotección jurídica contra despidos ilegales, ausencia de beneficios como HCM, Política Habitacional, bonos nocturnos, horas extras, etc.
Sin embargo, el comunicador social sobrevive, y muchas veces utiliza la profesión como trampolín hacia un cargo mejor, bien sea en una empresa pública para su seguridad laboral, o una empresa privada con mayor remuneración, e incluso un salto a la arena política donde los periodistas abundan. Pero muchas veces en detrimento del buen ejercicio del periodismo. Por eso es tan difícil el debate político de temas comunicacionales. Existen más que intereses, deformaciones conceptuales desde la educación, ausencia de leyes acorde con la realidad y una injusticia laboral que no puede ser corregida dentro del modelo capitalista, que a su vez es defendido por Universidades y empresas de comunicación. El periodismo está cambiando y existe un esfuerzo académico y económico por esconder esta realidad. ¿Qué es hoy el periodismo, qué significa, hacia dónde vamos? Piense en las respuestas.
davidjavier18@gmail.com
davidjavier18@hotmail.com
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